Una forma nueva de pensar y actuar en el mundo de los niños y jóvenes con dificultades. Un espacio para las familias, educadores y personas solidarias.
Estamos perdiendo la capacidad de conversar con nuestros adolescentes. Una sociedad que no es capaz de enamorar de su historia y sus valores a sus miembros más jóvenes, es una sociedad que se ha traicionado a sí misma. Podemos aprobar leyes, reglamentos y reformas de leyes; pero la transmisión de la cultura siempre se hizo de cercano a cercano, siempre se hizo compartiendo la vida.
Me cuentan dos historias que han pasado.
En una, la protagonista es una cría que ha cometido el “execrable” delito de robar dos estuches en su colegio. Me cuentan, y no tengo razones para dudar de quien me lo contó, que por este motivo la “menor” entró en el mundo de la ley, el de la responsabilidad penal del menor.
La otra historia, ocurre en Andalucía. Una profesora llevó a juicio a un alumno porque la miraba mal. Todo comienza el día en que este niño entra en la clase de la profesora, que no era la suya. Ella le dice que salga de su clase, él no la hace caso y la empieza a tirar cosas, supongo que papeles, lápices, etc. La profesora se marcha de la clase, y desde entonces siente cómo este chaval la mira mal.