
JUSTICIA CRÍTICA I. Ninguna definición de justicia ha sido tan afortunada como la clásica: "virtud de dar a cada uno lo suyo". Cuando "lo suyo" se entendía como lo propio de toda persona por el mero hecho de serlo, lo que va pegado a la piel de la condición humana (su dignidad inquebrantable, sus derechos sin rebajas), se estaba apostando por la inclusión, la incorporación del diferente y la universalidad. Por el contrario, cuando "lo suyo" empezó a vincularse a la propiedad y al estatus, se introdujeron los privilegios (leyes privadas), las "exclusivas" y las uniformidades.
El Colegio Oficial de Psicólogos me concedió un diploma con motivo de que estoy colegiado en él desde su fundación hace ahora 25 años. Por aquel entonces yo llevaba trabajando ya una década en esa profesión. Ambas circunstancias me invitan a reflexionar sobre nuestra labor, de la que me siento responsable en la parte que me corresponde. Para empezar quiero contarles que antes, cuando unos padres traían a su hijo a mi gabinete, el chaval solía acudir voluntarioso y expectante de la ayuda que desde mi preparación y experiencia pudiera ofrecerle a su problema. En cambio ahora, desde hace ya algunos años, los chavales vienen de muy mala gana y siempre a la defensiva.
La última estrategia del Instituto Madrileño del Menor para deshacerse de sus "tutelados" inmigrantes es acusarles y denunciarles de falsificar sus documentos de identidad para hacerse pasar por menores y acogerse así a su tutela. Los chavales se ven entonces sometidos a pruebas "forenses" de determinación de la edad contra su voluntad y bajo amenazas (ver documento).